Has encendido la mañana,
te bastó con abrir los ojos y el mundo
es ya una hoguera.
No venía el día decidido a contemplar
un amor como el nuestro: primario y
oscuro.
No traía el día un beso prendido en
la luz
para alimentar estos abrazos
definitivamente asesinos.
Te has sentado sobre mí
y me has mirado a los ojos. Un frente
de ondas
foto. ARG |
tan intenso que mi corazón casi salta
por los aires.
No eres un ángel, tampoco lo esperaba,
ni tú confías en mí. Me conoces
bien.
Pero ahora, un hilo amargo dibuja tu
sonrisa,
y tus labios ya no me besan. Ahora son
espadas.
Tampoco yo te quiero, ni quiero ya tu
carne,
ni tu deseo ni tu caricia...
Has encendido la mañana con un gesto,
con una mirada, este incendio viene de
tu boca,
que ya no me habla ni me besa.
También mis labios te rehuyen,
evitan ahora lo que anoche parecía
inagotable.
No queremos contarnos el asco que
sentimos
y sonreimos tiernamente bajo el
cansancio de tanta convivencia.
No pienso en tí ahora, ni tú pareces
interesada
en este deseo mio que se alza en el
aire
resumiendo todo lo que siento por tí...
Seamos elegantes. Salgamos ahora al
mundo
como sólo tú y yo sabemos hacerlo:
sonrientes,
cogidos del brazo, como si fuéramos
felices,
como su fuéramos amantes.
Sevilla, 15 de septiembre de 2014
Tu poema tiene doble lectura... tiene tintes amargos y destellos de fuerza...he tenido que releerlo varias veces, hay cosas que solo quien las siente las puede comprender.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Reme.