Campo de mimbres

Volvíamos de las luces, de la mañana fría

que este otoño nos anticipa sobre un día glorioso.

Volvíamos, sin dudas, con el deber cumplido,

con el sudor todavía corriendo espaldas abajo.

El amor había sido nuestro aliado,

y le correspondimos con gratitud y tiempo,

mucho, mucho tiempo. Toda la noche,

hasta que este frío temprano nos hizo volver al mundo.

Cerramos el pasado escondidos en este campo de mimbres,

altos como ellos sólo nos doblegamos a la ternura,

sólo tu caricia dobló mi espalda...

Sólo mi impaciencia inclinó tu vientre

mientras un ejército altísimo de mimbres jóvenes

custodiaba nuestro encuentro. Nada en la tierra

más allá de esta fortaleza vegetal que nos protegía

y nos ocultaba de miradas furtivas y sangrantes.

Esbeltos como ellos, nos levantamos

de un lecho de dura tierra,

con los cuerpos brillantes de puro gozo,

con tus ojos más limpios que este cielo que ahora nos cobija,

y mi corazón deshabitado ya de mi ser

sin otra tarea que ser tu sombra.

Sevilla, no hace mucho (octubre,2013)

En los tiempos del dolor

el título se lo debo a un amigo.

pepegarciaresille@gmail.com