Por eso he vuelto, no podía negarme.
Dime que este viaje me trae hasta tu
abrazo,
habrá merecido la pena volver
porque he cruzado el tiempo,
Aquí estoy, mi equipaje son mis manos,
mis besos y un amor que no puedo
negarte.
Aquí estoy, en nuestra casa de nuevo,
para dar luz a estas paredes que siguen
huérfanas,
aunque sea breve mi visita, he vuelto,
por eso he vuelto. No me has llamado,
ningún mensaje me ha puesto en camino.
Pero he vuelto, y tus ojos me dicen que
he tardado mucho.
Aquí estoy, quiero recorrer las
calles contigo,
subiremos la cuesta de nuestra casa
para comernos a besos en una esquina de
la plaza.
Por eso he vuelto, no podía negarme,
Me das una tregua casi clandestina,
lo supe ayer mismo, y aquí estoy
abrazando por fin
este pecado nuestro. Vuelvo a tu pecho,
al abrigo tierno de tus brazos.
Por eso he vuelto, no podía negarme.
La voz del cuerpo es profunda, me llama
en carne viva
y la sigo sin pudor hasta encontrar en
ti
el origen de esta urgencia que me
quema.
Por eso he vuelto, no podía negarme,
necesito el beso, la caricia, la
llamada última.
El sexo nos invita, nos ha traído
hasta aquí,
por eso he vuelto, no podía negarme.
Dime que este viaje me trae hasta tu
abrazo,
siempre merecerá la pena volver.
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Lisboa, 24 de septiembre de 2014
Genial, despierta aquello que se creía perdido, aquello que hace regresar a ese tiempo donde la felicidad una vez habitó con los equipajes necesarios para empezar de nuevo una y otra vez.
ResponderEliminarUna nueva lección, maestro, salud
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