lunes, 15 de septiembre de 2014

Me duele este veneno

Me duele, me duele este veneno tuyo,
Esparcido sobre mi piel cuando tus dedos me acariciaban anoche;
También tus labios son culpables,
Porque abrieron heridas profundas por las que respiré tu veneno.No debo lamentarme ahora,
Sabía del peligro que corría a tu lado: “mi amor es mortal”, me dijiste.
Quise probarlo.
“¿Estás seguro?” –preguntabas-, ‘lo estoy’ –te contestaron mis ojos.
Lo estaba, es cierto. No podía contener tanto deseo de jugar con la muerte,
Quería el sabor de tus labios,
Se perdía mi lengua entre tus piernas;
Y mientras se inquietaban mis manos sobre tu pecho, te abandonabas a mis deseos,
Como un animal dócil, segura de tu fuerza.
Al filo del exterminio, llegó la hora de tus manos,
Tus caricias arañaban mi carne. No podía ser,
No podía imaginar que tus manos pudieran ser una tortura.
Aquellos labios que me besaban, también
Me abrían el alma y me devoraban con dulzura.
Un escalofrío acompañaba siempre a cada uno de tus dedos,
Un estallido frío se colaba en mi boca con cada beso.
Nada quedó en pie, no hubo trozo de piel a salvo de tu deseo;
Me rendí ante ti, ante una fuerza tan tierna que era capaz de cortarme el aliento.
Fue sólo el comienzo, luego se retiraron tus manos y tus labios;
Se acabó el juego, y comenzó un tormento que hasta hoy me dura.
Tanto placer me dolía, parecías bailar sobre mi cuerpo maltratado;
Sin vida casi, intentaba seguirte, me aferraba a ti tanto
                    que me dolían los brazos.
No podía abrazarte más, no podía besarte más,
Me estaba devorando un fuego que habías encendido tú entre mis piernas.
   
    “Te avisé, mi amor mata”  -decías al marcharte.
Te agradecí el aviso, pero ya era tarde.
Permanecí muerto toda la noche, y ahora
Tu recuerdo es el veneno que ayer me regalaste.

Pepegarciaresille@gmail.com
Sevilla, agosto de 2012

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