lunes, 15 de septiembre de 2014

Mi nombre está seguro en tu boca

Mi nombre, dices, está seguro en tu boca,
y lo compruebo al ver cómo lo pronuncian tus labios.
Me llamas con este mote infantil que me has inventado
y que sólo tú puedes decir. Cualquier nombre
sonaría bien tu boca, y yo acudiría igualmente
porque tú me inventas cada vez que me nombras.
Me llamas con la mirada, con el gesto indolente de tu mano,
me nombras de mil formas,
pero sólo tu boca conoce la fórmula exacta: mi nombre.
En él me resumes, a él acudo,
con él voy a tu encuentro. Y lo encuentro, luego, en tus labios.
Qué dulce suena mi nombre en tu boca,
pequeñas vocales repetidas, sin sonidos duros,
sólo la ternura que pones me descubre que estás diciendo mi nombre
aunque yo no te oiga, pero lo veo en el movimiento de tus labios.
Y ahí está la magia de tu voz.
Vivo en tu voz, y tú lo sabes;
por eso esta mañana, al despedirte, con un beso
pusiste mi nombre en mi boca junto a un “adiós”
que sonaba hasta nunca. “Volveremos a vernos...”,
dijiste tras la puerta que me impedía ver tus labios.
No pude ver si ese nombre que pronunciabas era el mío
o el de cualquier otro amante.
Son muchos los nombres que dice tu boca,
lo sé, todos lo sabemos.
“Tu nombre está seguro en mi boca”, me dices,
mientras cierras tu agenda con un cuidado extremo,
como si alguna cita pudiera caerse de ella.
Sí, lo sé, está seguro en tus labios
que nunca hablarán de nuestros encuentros.



En tiempos nuevos
Sevilla, 15 de junio de 2014

3 comentarios:

  1. Wow, esos amores secretos que dan para tantos y tantos buenos poemas. Precioso, querido Pepe, como siempre, eres un Maestro en esto de la Gaya Ciencia. Besos y comparto muy gustosa tan bello poema.

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    1. ¡Qué sería de mis poemas sin tus comenarios! ¡Estaría huérfanos!

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