Salgo a tu encuentro, padre, cuando el
tiempo
se deteriora, no en los almanaques,
sino en este corazón que ya no se estremece
como solía al oír tu voz de vuelta a casa.
Aquel niño –que sigue siéndolo aún hoy-- se pregunta
si tu ausencia será para siempre,
si tu gesto severo volverá a asustarme,
si tu abrazo sólido me ayudará a dormir...
Salgo a tu encuentro como quien busca
algo extraviado y no sabe cuando lo ha perdido.
Ni donde...Quizá nos perdimos hace tiempo,
cuando la sangre era combustible para los pocos años,
cuando creí que mi derecho era superior,
cuando el mundo se abría ante mí en una fiesta interminable.
Fue entonces, padre, cuando firmé mi ruina,
cuando supe que ya te había alejado de mí,
fue entonces...Luego, llegó el tiempo,
pasó el tiempo y pasó la vida.
Salgo a tu encuentro, como quien sabe
que no busca nada ni tiene nada que encontrar.
Aquel niño que te dijo adiós cuando se creyó ya un hombre
viene ahora en tu busca, viene a escuchar de tus labios
el reproche merecido por unas malas notas.
Viene a encontrarse con tu vaso de vino,
a recordar tu lucha alta en la dignidad del trabajo,
a pedirte no un consejo pero sí un abrazo, al menos.
se deteriora, no en los almanaques,
sino en este corazón que ya no se estremece
como solía al oír tu voz de vuelta a casa.
Aquel niño –que sigue siéndolo aún hoy-- se pregunta
si tu ausencia será para siempre,
si tu gesto severo volverá a asustarme,
si tu abrazo sólido me ayudará a dormir...
Salgo a tu encuentro como quien busca
algo extraviado y no sabe cuando lo ha perdido.
Ni donde...Quizá nos perdimos hace tiempo,
cuando la sangre era combustible para los pocos años,
cuando creí que mi derecho era superior,
cuando el mundo se abría ante mí en una fiesta interminable.
Fue entonces, padre, cuando firmé mi ruina,
cuando supe que ya te había alejado de mí,
fue entonces...Luego, llegó el tiempo,
pasó el tiempo y pasó la vida.
Salgo a tu encuentro, como quien sabe
que no busca nada ni tiene nada que encontrar.
Aquel niño que te dijo adiós cuando se creyó ya un hombre
viene ahora en tu busca, viene a escuchar de tus labios
el reproche merecido por unas malas notas.
Viene a encontrarse con tu vaso de vino,
a recordar tu lucha alta en la dignidad del trabajo,
a pedirte no un consejo pero sí un abrazo, al menos.
Sevilla, 17 de diciembre de 2013
En los tiempos del dolor
En los tiempos del dolor
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