sábado, 13 de septiembre de 2014

Contigo volvía

 Contigo volvía
A  Rosa
Contigo volvía a la tarde en Triana,
y se nos hacía de noche en la calle.
Repaso líneas de la memoria, días,
calles, amigos, encuentros...Todo intacto,
la mejor memoria no tiene registros de tanta vida.
Nosotros: jóvenes, altivos, desafiantes,
con más valor que inteligencia...
y por encima de todo, un amor
llamando a la puerta a cualquier hora.
Siempre le dejábamos pasar
fuera la hora que fuera, y era bienvenido,
y nos obligaba al abrazo, nos conducía
hasta el final de la mañana con el día
hambriento de más besos y caricias.
Teníamos un cuartito, en un piso pequeño,
que además no era nuestro...
Todos conocían nuestros manejos,
no se sorprendían al vernos
tan de mañana con las sábanas a los pies
y la sonrisa tan alta y limpia.
Volaban los días, vivíamos sin conciencia,
pendientes solo de cómo llegar a mañana...
Y el amor no era una tregua
¡era el son de cada día!, la constante
respiración de tu corazón y el mío.
Fuimos felices, yo aprendí a vivir
al abrigo de tu abrazo, bajo la luz de tus ojos.
Descubrí el mundo cuando una sonrisa tuya
tiró por los suelos todas mis convicciones,
y ya nunca más fui el mismo.
Fue tu palabra, tu deseo, fueron tus sueños
y tu tacto, que es lo mismo; allí estaba el poder
inmenso de tu voz, de aquella pasión tuya
que arrasó mi mundo, mi juventud,
y se llevó por delante mi futuro...
Aquí me tienes, han pasado los años
pero mi corazón no sabe de tiempo ni borrascas,
sólo se acuerda de tí, de aquellos besos tuyos
que le hicieron por primera vez latir
como si fuera a salir corriendo de este cuerpo que te adora.
No hay en mí más que carne y nervios que te recuerdan,
no hay en mí más que gratitud, compañera.

pepegarciaresille@gmail.com
Tiempo de recordar
Sevilla

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