lunes, 15 de septiembre de 2014

El mundo no merecía

No merecía el mundo otra mirada tuya,

tampoco oír otra vez tu voz. Por eso,

altísima ya en tu soledad, renunciaste a esta vida diaria y minuciosa,

perdida de miserias cotidianas. En ti misma vives,

ahora ya libre de ataduras, sin el aliento oscuro y espeso de los hombres,

sin el rencor que te he guardado hasta ayer.

Nada te roza la mirada, ni el aire sale de tu boca cuando hablas,

tampoco sueñas ni construyes futuro alguno.



No estas conmigo, tampoco me has olvidado,

pero mis manos no te alcanzan ni tu calor me dará cobijo...

Quizá aún me quieres, no lo sé. Quizá yo eche de menos

tu inmensa ternura, el color de tus ojos, la suavidad de tus sueños.

Sí, te echo de menos.




Sevilla, 20 de septiembre de 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario