lunes, 13 de abril de 2015

Se acercaba el fin del mundo



                            Cuando se acercaba el fin del mundo ya estaba yo esperándote,
siguiendo de cerca tu llegada.
Tardabas tanto que llegué a pensar en decir adiós al mar,
al cielo, a la montaña que tantas veces cobijó mi sueño.
                           Tantas veces imaginé que llegarías de improviso,
que vendrías por lo imposible, que ahora –cuando el mundo agoniza-,
                           
                            apenas faltaban días para el fin del mundo
Y ya sentía su final tanto como tu ausencia.

Te esperaba, te esperaba en un momento como ése:
Es decir, el de tu despedida.
No se perdió la tierra bajo mis pies,
ni el cielo se hizo irrespirable,
ni los mares se secaron, simplemente te fuiste.
Ahí acabó el mundo: intacto, completo, redondo, pero acabado.
¿Para qué el mar? –tú ya no estabas.
¿Para qué el tiempo, las cartas, los telegramas? –tú ya no estabas.
¿Para qué el aire,
para qué caminos y aeropuertos? –tú no vendrías.
Entonces acabó el mundo. Oscuro, apagado, amenazante, muerto.
Cuando presentía ese final
Cuando tu ‘adiós’ puso fin a la Creación,
supe que también yo había marchado contigo,
también a mí me alcanzó tanta destrucción.

Te escribo desde mis cenizas,
Ésas que ahora vagan por cartas viejísimas, escritas desde siempre.
Vuelve, el mundo te necesita, y yo te necesito aún más.

Pepe García Resille
poemas rescatados
Sevilla, 13 de abril de 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario