viernes, 10 de abril de 2015

El naufragio

El naufragio

Me busca la tierra, me llama
desde el fondo azul de una mirada,
y acudo a su encuentro temeroso.
He repartido el tiempo entre un pasado que no acaba
y un futuro que no llega. En medio
este ahora que me traen tus ojos,
el deseo anhelante y limpio que incendia la mañana.
Me busca el miedo
y me encuentra atado a tu pecho,
abrazado a la dulce esperanza de tus boca.
No quiero perder la única razón de ser
que mantiene mi existencia en vilo,
en lucha permanente entre el dolor y tu promesa.
No puedo entregar sueños y verdades,
ni tampoco segar el tallo de la sangre.
Me busca la tierra, me llama
insistente, con la fuerza enferma del moribundo.
Respiro dulzura en tus labios
mientras el corazón asiste impasible
a esta ceremonia arcaica de enterrar el alma en la nada.
Me destruyo con entusiasmo calculado
mientras tú levantas tu sonrisa
entre mi cobardía y el horizonte que me has prometido.
Me llama la tierra con su voz antigua
llena de sortilegios oscuros. Pero tú
me tienes atado a tu pecho,
abrazado a tu ser, último anclaje de un hombre que se hunde.
Me llama la tierra, pero no quiero
oir su llamada ni su canto inmisericorde.
Me quedo contigo, mientras  el cuerpo aguante.


Pepe García Resille
El naufragio
Sevilla, 10 de abril de 2015

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