Dedicado a Ianus Bröönco, amigo y hermano.
"Porque yo sentí que mi alma y la suya no era más que una en dos cuerpos" (San Agustín, Confesiones, libro IV- cap. 6)
"Qui duo corporibus mentibus unus erant" (Ovidio, Tristes, IV, 4, 72)
Habitado de luz, pero vacío, viajo
"Porque yo sentí que mi alma y la suya no era más que una en dos cuerpos" (San Agustín, Confesiones, libro IV- cap. 6)
"Qui duo corporibus mentibus unus erant" (Ovidio, Tristes, IV, 4, 72)
Habitado de luz, pero vacío, viajo
sosteniendo
el aire que se antoja lleno de promesas.
Acudo
a tu encuentro con los ojos encendidos
buscando
una señal, la ruta
que
tú habías trazado con la palabra exacta.
Foto. Ianus Bröönco |
Recorro
la memoria
que
me habla con una ternura que duele,
y
su mensaje me trae hasta tí,
al
lugar por ti señalado en este mapa ciego
que
guardo en el bolsillo. Todo está claro,
voy
por buen camino. Con paso firme
me
acerco al hogar perdido, donde un día habitó la palabra
y
que ahora respira un silencio doloroso
que
brota de la tierra.
Vacío,
ligero como el aire de la mañana,
mi
viaje se estremece cuando llega a su fin.
'Es
aquí`, me dice el tiempo, 'ésta es la casa,
aquí
vivieron los versos y las dudas,
aquí
la lucidez soñaba con la eternidad cotidiana,
aquí
escribía el soñador de sueños,
el
hacedor de música mínima,
audible
sólo con pentagrama de versos'.
No
puede ser, ésta no es la Casa Amarilla,
que
sólo dos ojos como ventanas me miran desde su ruina.
No,
no es aquí, ¿dónde fueron sus inquilinos?
¿Por
qué los muros sólo sostienen el aire
y
el campo inunda su interior?
¿Por
qué está en ruinas la Casa Amarilla?,
¿por
qué este abandono?
Saco
el mapa y compruebo que este lugar
es
sólo un punto de partida...Y, habitado de luz,
me
dispongo a otro viaje;
rendido
a la esperanza, me despido
de
la Casa Amarilla de Arlés.
Pepe
García Resille
Caminar,
caminar siempre
Sevilla,
5 de julio de 2015
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