miércoles, 1 de julio de 2015

Llega la luz, tuya

Puente de Triana (foto: Pepe Garcia Resille)
Llega la luz, tuya, luz primordial
abierta sobre esta herida de la memoria.
Mi tiempo se vuelve inocente
con el sólo roce de tu mirada, resignada ya,
extendida sobre la culpa que no acaba.
Vuelvo a la luz, al destino señalado
desde la cuna, contemplo ahora
el rostro viejo y cansado que tendré mañana.
Me ayudas tú, con tu dulzura,
a desafiar leyes no escritas o misterios
que mi piel enseña al mundo
y que a tientas me explican los sueños.
Llega tu luz, tuya sí, tuya, limpia como ninguna,
tan transparente que no cierra mis ojos
ni doblega este ansia de apoderarme de tí,
de tu luz, de tu corazón esquivo.
Mi tiempo se vuelve inocente
y le basta tu presencia, no pide más;
no quiere otra cosa que ser tu sombra.
Atrás quedaron las dudas atávicas,
el miedo que se alojaba en la sangre,
y aquella angustia que venía de la mano de tu ausencia.
Mi tiempo es nuevo, inocente, sí;
y lo es por ti, por el amor que me prometes
y no me entregas...
Llega tu luz junto con esta queja amarga
que la espera desde el fondo de mi alma.
Sobre ese fondo oscuro y perverso
te alzas tú, definitiva, alta,
segura desde tu deseo,
eterna desde mi sueño.

Pepe García Resille
Sevilla, 7 de mayo de 2015

2 comentarios:

  1. me parece muy bueno este poema. y no soy elogiador fácil

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    1. Buenos días, amigo Raulo, y gracias por tu amabilidad.

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