domingo, 16 de noviembre de 2014

El corazón de un hombre

Mi corazón es el de un hombre,
y a veces flaquea y tiembla como un niño.
Estoy ante la Vida, entre la gente,
bajo tu olvido, junto a la muerte codiciosa.
Me tiembla el deseo
y recorro el mundo en tu busca.
No hay pistas, ninguna prueba.
“No estuvo aquí”, me dicen,
“no la hemos visto”. Y sigo buscando.
Este corazón mio es un niño asustado,
se agita, se acelera y se cansa.
Me pregunto si un hombre tiene valor
para hundir la mano en el pecho
y arrancar su corazón. Yo no lo tengo.
Y lo siento latir, y su queja amarga
es el reproche que me pone contra el muro.
Es duro conmigo
porque le hice vivir por encima de la razón
–como le gustaba–, pero va perdiendo la carrera.
La razón se impone, desde lo alto
la cabeza le mira con desprecio
y yo callo y otorgo.
Me pregunto si seré capaz
en estos dias últimos de tenerlo entre mis manos
y vivir de corazón este último abrazo
que la Vida me regala.
No puedo negárselo,
no puedo se tan canalla.

Tiempos nuevos
Sevilla, a 16 de noviembre de 2014

5 comentarios:

  1. Es muy hermoso.
    Me encanta.
    El reconocer tu verdadera naturaleza, el corazón de todos.
    No estás solo, alguna vez todos compartimos el mismo sentimiento.
    Un gran, gran abrazo.

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    1. Cariñosísimo comentario el tuyo, gracias de todo corazón. Un abrazo.

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  2. No, no puedes negárselo. Todos tendremos días últimos, puede que ya éstos lo sean, es posible que ya estén contados. La vida es finita, mucho más de lo que creemos, por eso desperdiciamos nuestro escaso tiempo en cosas que no revisten la menor importancia. Aprovechemos pues el tiempo, no importa cuánto nos quede, importa cómo lo vivamos, cómo lo aprovechemos, y desde luego que escribir tan magníficos y profundos poemas, es una de las mejores maneras.

    Ya ves que aunque estoy medio ausente, no me olvido de mis amigos ni de los buenos Poetas.

    Comparto tu buenísimo poema y te dejo muchos besos y un gran abrazo, querido Pepe.

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    1. ¿¡Qué puedo añadir a lo que ya has dicho tú!? Palabras como éstas dan vida a cualquier corazón cansando. Gracias, Argonauta, gracias y un fuerte abrazo.

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  3. Como dice Mayte no puede negárselo, entre otras cosas porque se lo debe a usted mismo

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