Mi corazón es el de un hombre,
y a veces flaquea y tiembla como un
niño.
Estoy ante la Vida, entre la gente,
bajo tu olvido, junto a la muerte
codiciosa.
Me tiembla el deseo
y recorro el mundo en tu busca.
No hay pistas, ninguna prueba.
“No estuvo aquí”, me dicen,
“no la hemos visto”. Y sigo
buscando.
Este corazón mio es un niño asustado,
se agita, se acelera y se cansa.
Me pregunto si un hombre tiene valor
para hundir la mano en el pecho
y arrancar su corazón. Yo no lo tengo.
Y lo siento latir, y su queja amarga
es el reproche que me pone contra el
muro.
Es duro conmigo
porque le hice vivir por encima de la
razón
–como le gustaba–, pero va
perdiendo la carrera.
La razón se impone, desde lo alto
la cabeza le mira con desprecio
y yo callo y otorgo.
Me pregunto si seré capaz
en estos dias últimos de tenerlo entre
mis manos
y vivir de corazón este último abrazo
que la Vida me regala.
No puedo negárselo,
no puedo se tan canalla.
Tiempos nuevos
Sevilla, a 16 de noviembre de 2014
Es muy hermoso.
ResponderEliminarMe encanta.
El reconocer tu verdadera naturaleza, el corazón de todos.
No estás solo, alguna vez todos compartimos el mismo sentimiento.
Un gran, gran abrazo.
Cariñosísimo comentario el tuyo, gracias de todo corazón. Un abrazo.
EliminarNo, no puedes negárselo. Todos tendremos días últimos, puede que ya éstos lo sean, es posible que ya estén contados. La vida es finita, mucho más de lo que creemos, por eso desperdiciamos nuestro escaso tiempo en cosas que no revisten la menor importancia. Aprovechemos pues el tiempo, no importa cuánto nos quede, importa cómo lo vivamos, cómo lo aprovechemos, y desde luego que escribir tan magníficos y profundos poemas, es una de las mejores maneras.
ResponderEliminarYa ves que aunque estoy medio ausente, no me olvido de mis amigos ni de los buenos Poetas.
Comparto tu buenísimo poema y te dejo muchos besos y un gran abrazo, querido Pepe.
¿¡Qué puedo añadir a lo que ya has dicho tú!? Palabras como éstas dan vida a cualquier corazón cansando. Gracias, Argonauta, gracias y un fuerte abrazo.
EliminarComo dice Mayte no puede negárselo, entre otras cosas porque se lo debe a usted mismo
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