Si la muerte no tuviera estos ojos,
pensaría que es la primavera en un mal
día.
Si no fuera tan fría su mirada,
creería a ciegas que sólo va de ronda
y no le preocupan mis sueños,
ni mi futuro, ni tus abrazos,
ni siquiera yo mismo.
Es difícil no sentir el abismo
que me observan con codicia.
Tiene la muerte hoy una mirada dulce,
que saca de la memoria los dias
luminosos,
las tardes contigo,
los besos antiguos.
Me dejo observar ante el ojo
inclemente
que me señala y me condena.
No importa, bien está así.
Tengo lo que importa: mi vida contigo,
tu abrazo, tu risa y este beso último
que nunca serán olvido mientras
estos huesos mios puedan respirar
y proclamar tu nombre
en todas las esquinas del mundo.
Así sea, compañera.
Pepe garcia resille
tiempos difíciles
Sevilla, 10 de diciembre de 2014
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