Vuelvo, no a tí, pero vuelvo
dibujando en el aire
Hay muchas, pero la insistencia de la
memoria
no puede con este corazón abierto,
hoy cuando el pasado solo registra tu
mejor recuerdo.
Inútil empeño pensar en una ofensa,
un mal gesto. Imposible encontrar
una herida insolente que no quiere
cerrar.
Vuelvo, sí, estoy en casa de nuevo:
me recibe el tacto del hogar cerrado
con el mismo aroma que dejaste junto a
las llaves.
Estoy en casa, he vuelto,
y el tiempo me sale al encuentro
en el único vestido que olvidaste,
o en aquel perfume que nunca que te
pusiste.
He vuelto a casa, y hasta las paredes
mi miran de reojo,
soy un intruso donde siempre fuimos
felices.
“Los hombres nunca sabéis romper...”
Parece tan vivo aquel comentario,
se vuelve tan real que dudo en
quedarme,
no quiero pensar que tenías razón.
Busco razones para culparte,
pero es inútil. “No me necesites”
decías segura de ti misma,
y con todo el amor de que eras capaz
para este idiota que hoy vuelve tarde a
casa.
Pepe Garcia Resille
Tiempos de esperanza
Sevilla, ocho de diciembre de 2014
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