Vengo de enterrar mi corazón
en el corazón de la niebla, en el
frío,
en un mapa impreciso que tiene los
límites de tu olvido.
Entre las manos, palpitante, rojo de
angustia,
lo llevé sin misericordia
traicionando tanta lealtad.
foto:ARG |
Allí lo dejé, expuesto al viento,
desnudo ante el mundo y sus miserias,
y volví a tí nuevo, pero sin vida.
Aquí me tienes.
Aquí estoy.
Aquí tienes un amante dispuesto
al juego eterno, el único posible.
Pero, un precio altísimo hemos de
pagar: esto
que te entrego como amor –tú lo
pedías--
es savia que no florece,
no será germen de fruto alguno.
Ni mi voz sonará en tu oido
como un susurro de amante.
Ni mis manos serán cómplices de
falsas caricias,
nos amaremos, sí, tanto como quieras,
pero mi corazón no estará contigo,
no dará vida a este encuentro
incluso puede que equivoque tu nombre
en el momento más inoportuno,
cuando tú creas que es mi corazón,
mi entero ser quien sacude tu alma
con un orgasmo que no nos toca, pues es
falso.
El desamor tiene estas cosas.
Y yo no he tenido valor suficiente
para decir que ya no te quiero.
Pepe Garcia Resille
Tiempos difíciles
Sevilla, 11 de diciembre de 2014
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