“Ya no vive aquí” – entro en
casa a pesar del aviso,
la lluvia se apresura sobre mi,
sobre la ciudad entera, que se refugia
en si misma.
Yo busco asilo en casa, huyendo de
hospitales
y de la violencia de la noche.
Encuentro mi calendario esparcido en el
suelo,
víctima de tempestades y de olvidos no
previstos.
La casa respira en paz, una ventana
abierta
dejó paso al agua y al frio, y a tu
ausencia.
Tu aviso sobre la puerta
es un mensaje directo a este corazón
que te esperaba.
Volvía a casa, no esperaba una luz en
la ventana,
pensaba encender la chimenea y secar
mis huesos,
cansados y débiles. El fuego encendía
la habitación,
reconfortaba mi cansancio y extendía
la memoria
de otros inviernos, de otras luces.
Vivo la paz de quien no necesita nada,
te recuerdo pero no te necesito,
te buscaría pero no saldré a tu
encuentro.
Descubro el calor del hogar,
mientras las calles corren hacia la
noche
y los deseos vuelan sobre los
recuerdos.
Vuelvo a casa, donde el dolor es ya
conocido,
como el aire oscuro y espeso de esta
habitación
donde ahora te escribo.
“Ya no vive aquí”, dice el anuncio
sobre la puerta
y es cierto, es tu mensaje para quien
me busque.
Ya no vivo en ninguna parte, salvo en
ti,
en la memoria que quieras regalarme.
Pepe García Resille
tiempos nuevos.
Sevilla, 18 de enero de 2015
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