Soy tu hijo Isaac, padre,
sé a dónde me llevas. Detente un
momento.
No alargues mi agonía.
Aquí tienes mi corazón: yo mismo
lo arranqué de mi pecho. ¡Míralo!
Palpitante, sangrante,
moribundo pero valiente. ¡¡Míralo!!
Pero, ¡¡míralo de frente!!, es lo
mejor que tengo.
Mi corazón no cabe en tu pensamiento,
sus latidos están llegando a los
confines del mundo,
más allá de tu tienda y de tu clan,
más allá de tu fe...Mi corazón es
superior,
no teme, palpita,
no está seco como el tuyo.
¡¡Míralo, padre!! ¡¡Es esto lo que
querías!!
Sobre tu altar me abrirías el pecho
tú, padre mio,
tú en nombre del Silencio Eterno.
¡Míralo, padre, es mi corazón!
Es ya pasto de los pájaros, de la
arena,
¡Míralo, padre, mira como sube por el
aire
convertido en pura nada!
Aquí tienes mi corazón,
vale más que el de un borrego.
Pepe García Resille
tiempos nuevos
Sevilla, 14 de enero de 2015
Excelente, Pepe. Me ha gustado mucho. Yo he empezado una especie de poema o canto al estilo creacionista, que espero que sea largo, y esta manera de versar me recuerda mucho a ese estilo. Es de lo mejor (en mi humilde opinión) que te he leído. Toda mi admiración.
ResponderEliminarGracias, maestro, tus comentarios siempre son bienvenidos y aplaudidos por mi...
EliminarTiene tanto sentimiento y emociones. Muy bien versado. Desgarrador... Grande Pepe. Abrazos hermano
ResponderEliminarGracias, hermano, tú siempre tan atento...Namasté.
EliminarBuenísimo poema tanto en fondo como en forma. Cada día te superas, querido Pepe. Gracias por ofrecernos tu corazón junto a tus letras, sí que vale, sí, sí que valen los dos. Besos y comparto, mi muy querido amigo. Feliz finde!!!
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