sábado, 1 de agosto de 2015

Has encendido la mañana

Has encendido la mañana,
te bastó con abrir los ojos y el mundo es ya una hoguera.
No venía el día decidido a contemplar
un amor como el nuestro: primario y oscuro.
No traía el día un beso prendido en la luz
para alimentar estos abrazos definitivamente asesinos.
Te has sentado sobre mí
y me has mirado a los ojos. Un frente de ondas
foto. ARG
tan intenso que mi corazón casi salta por los aires.
No eres un ángel, tampoco lo esperaba,
ni tú confías en mí. Me conoces bien.
Pero ahora, un hilo amargo dibuja tu sonrisa,
y tus labios ya no me besan. Ahora son espadas.
Tampoco yo te quiero, ni quiero ya tu carne,
ni tu deseo ni tu caricia...
Has encendido la mañana con un gesto,
con una mirada, este incendio viene de tu boca,
que ya no me habla ni me besa.
También mis labios te rehuyen,
evitan ahora lo que anoche parecía inagotable.
No queremos contarnos el asco que sentimos
y sonreimos tiernamente bajo el cansancio de tanta convivencia.
No pienso en tí ahora, ni tú pareces interesada
en este deseo mio que se alza en el aire
resumiendo todo lo que siento por tí...
Seamos elegantes. Salgamos ahora al mundo
como sólo tú y yo sabemos hacerlo: sonrientes,
cogidos del brazo, como si fuéramos felices,
como su fuéramos amantes.


Sevilla, 15 de septiembre de 2014

1 comentario:

  1. Tu poema tiene doble lectura... tiene tintes amargos y destellos de fuerza...he tenido que releerlo varias veces, hay cosas que solo quien las siente las puede comprender.
    Un placer leerte.
    Reme.

    ResponderEliminar