sábado, 13 de septiembre de 2014

Contra el muro

 Contra el muro
A Janus Bröönco,
mi hermano

La vida me ha puesto contra el muro,
y no lejos ya se oyen los pasos del pelotón.
Mi corazón lo sabe, y aunque mi cabeza
tiene los ojos vendados, él ya sabe cuantos son...
Sólo uno de ellos tiene mi vida en el punto de mira,
sólo uno lleva mi muerte entre sus dedos.
Pero él tampoco lo sabe.
Mi sentencia está escondida entre ellos,
ninguno lo sabe; sólo uno puede ejecutarla.
Nunca llegaré a conocerle,
pero si me abrieran la venda podría decir:
“Es aquel”. Lo sabría porque mi muerte brilla
en su cara, y me sonríe desde el miedo.
La vida me ha puesto contra el muro
y no tengo los ojos vendados,
ya he identificado a mi verdugo:
“Es aquel” Lo sé. No hay más que verlo.
Él no lo sabe, pero el deber de verdugo
se va agitando en sus tripas...
Nos estamos mirando, ha visto mi dolor
y yo he visto su miedo.
No hay ningún reproche entre nosotros;
mi corazón sabe, contra el muro, quien es el verdugo.
“Es aquel” Lo sé, conozco su mirada enferma,
y esos dedos que manejan mi vida
se enredan ahora con el dolor,
con la angustia, con la tristeza última.
Soy yo mi verdugo, en mis tripas
anida el mal que acabará conmigo. Lo sé.
Yo soy el pelotón, el reo y el muro.
No tengo los ojos vendados.


En los tiempos de la ansiedad
Sevilla, 10 de abril de 2014

3 comentarios:

  1. um texto carregado de emoção e bela construção. de pensar e chorar.

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  2. Mucha emoción, mucho sentimiento hay ahí. Un abrazo, y como te dije, espero que en el próximo descarte, la vida te reparta una escalera de color y ganes la partida.

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