viernes, 17 de octubre de 2014

Estoy en mi laberinto

Estoy en mi laberinto, con las manos atadas
y la razón bajo sospecha. Recorro a oscuras
pasillos interminables de la memoria,
ocultos deseos surgen a mi paso y abren ilusiones
que me distraen y me equivocan el camino.
Estoy en un laberinto tejido pacientemente
con el dolor, el fracaso y recetas mágicas de los médicos...
No podría clamar por la libertad del paseo
al calor tibio de esta mañana de invierno;
no sabría respirar otra cosa que este rencor obstinado
que guardo para mí, que nadie sepa la angustia que me corroe,
no salga de mi boca el reproche que guardo para el mundo...
Estoy en mi laberinto, dañado; con el dolor como linterna
a tientas vislumbro la salida,
la puerta que me llevará a la luz, y sé que no está lejos.
Vivo en mi laberinto, callejones de espejos del pasado,
falsas ilusiones como labios que ya no me besan,
manos que dejaron fuera la caricia,
abrazos perdidos que daban calor a mis noches en blanco.
Estoy en mi laberinto,
pero hasta la última célula de mi cuerpo
tiene grabada en su ADN la ruta de escape.
Todas conocen la salida, y me guían oscuramente
pero con rumbo seguro. Escucho sus voces,
sus lamentos y sus reproches por andar tan despacio...
Seguiré su ruta antigua de supervivencia
para salir de este laberinto de medias verdades,
no quiero seguir perdido cuando el mundo se abre
cada mañana en un milagro de luz...Hacia ella voy.

pepegarciaresille@gmail.com
Sevilla, a 3 de enero de 2014
En los tiempos del dolor

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