Se ha detenido el pulso del tiempo,
apenas palpitan los relojes.
Me acerco a tí, quiero hablarte,
pero estás muy cerca del cansancio,
mis palabras te inquietan.
Me detengo. Dejo de hablar. Te miro.
Te observo y comprendo tu silencio,
mientras la tarde insinúa su despedida.
Tambén yo me voy,
Volveré otro día.
pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla
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