Ningún horizonte está al alcance de tu mano;
si no es el mar, será la tierra inmóvil,
da igual. Además, un horizonte nuevo
surge a cada paso.
Sigues en el mismo sitio
y entonces no ha otro horizonte que el cansancio.
No te detengas si no es por un instante;
quizá vivir sea absurdo;
vivir en el pasado es un delito y una desgracia.
pepegarciarsille@gamil.com
Poemas rescatados
Sevilla
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