Escrito hoy, al filo de la tarde,
acabo de refugiarme en una terca
soledad
que no me aisla del mundo
sino que me acerca a mí mismo.
Pero hoy no quiero estar conmigo,
no quiero cerrar la puerta a esta
ternura de la tarde,
quiero respirar el aire limpio que
trae
tu recuerdo de la mano de este día 23
de marzo...
No quiero hoy entrar en sórdidos
laberintos de mi memoria,
ni repasar con resignación el
almanaque de mi existencia.
Escrito hoy, junto a la tarde,
como una nota al margen de los días.
sin la eterna presencia del miedo,
sin que la desilusión me mire de reojo
y la esperanza se vaya de paseo.
No, hoy no. Hoy, no.
Hoy quiero vivir, simplemente.
Hoy quiero abrazar el aire,
respirar el cariño de los mios
y devolverles en un abrazo la inmensa
fuerza que se agita en mi corazón
y que sólo busca un destino fuera de
sí...
Hoy quiero olvidar todas las
posibilidades
y quedarme sólo con el hecho cierto:
estoy vivo
y quiero vivir, sin que el juego mental
se convierta en una trampa de promesas
que no llegarán a nada.
Hoy quiero vivir, y lo digo alto y
claro
a quienes me amaron y me ayudaron
a vivir la alegría que yo no conocía
y a la que tanto debo.
Hoy, al filo de la tarde, sé que tengo
una deuda reconocida con quienes un día
amaron
(a veces, hasta el extremo) a este
montón de huesos.
Gracias, gracias por atarme a este
mundo.
Más maera, que esto no acaba...
Sevilla, 23 de marzo de 2014
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