Nunca supe nada,
lo poco que supe siempre fue a medias...
Pocas cosas las tuve claras, quizás
nunca tuve nada claro.
Pero una cosa sí está clara: no sé quien soy.
Nunca supe mi nombre,
nunca vi mi cara antes de nacer,
nunca arranqué la máscara ni miré dentro de mi cabeza;
ni develé mis sueños, ni conocí a los dioses...
No descubrí mi alma, ni alimenté mi espíritu,
no pensé mis pensamientos, ni controlé mis pies,
ni soñé mi vida; tampoco
viví mis sueños.
Nunca esperé mi tiempo ni tejí mis nervios,
ni latí mi corazón, ni moví mi sangre,
ni curé mis heridas.
Supe todo esto, y algo más...
¡y eso sí lo tuve claro!
pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla
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