Dios era un campo cuántico
Será
cuando Ttú quieras,
será
en el preciso momento en que Tus ojos
miren
a otro lado, y me quede solo.
Será
entonces, sólo entonces;
y
no sabré qué día ni que hora serán.
Sólo
que será cuando Tú quieras,
cuando Tú decidas. Me llamarás,
y
yo, obediente, acudiré a la cita.
No
podré negarme: me llamarás con voz dulce.
Acudiré a ciegas al lugar por Ti dispuesto,
y
pondré mi cuello bajo Tu espada.
Desde Tu altura caerá Tu voluntad
como
la hoja afilada del hacha,
y
yo me disolveré en la nada.
poemas
recuperados.
Sevilla,
sin fecha conocida
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