martes, 16 de septiembre de 2014

Volvía de la muerte

Con mucho esmero rompí la sentencia
y guardé los trozos en un bolsillo. Volvía de la muerte.
Apenas pisaban la acera mis pies
y mi corazón iba por delante.
¡Qué lejos los hospitales,
las horas interminables, el celo enfermizo de médicos y enfermeras,
el olor incansable y estéril...! ¡Qué lejos ya todo!
Volvía de la muerte prevista en gráficos y diagnósticos,
volvía a la calle, al calor de mi casa.
Me sentía feliz, cruzaba miradas furtivas
en las aceras, mientras mi corazón trazaba ya
citas imposibles y encuentros olvidados.
Todo era urgente, la vida ya no estaba
enferma, ni mi corazón volaba
angustiado en ambulancias.
Volvía de la muerte, y lo sabía.
Era feliz como pocas veces lo había sido,
y pensé en ti como si me faltara la vida
– tan recién conquistada. Iba en tu busca
como el preso espera el primer abrazo en la calle...
Era feliz porque volvía de la muerte
y nada mejor entonces que volver a encontrarte,
nada mejor que un beso tuyo,
nada mejor que este abrazo
que confirma que Pepe está vivo,
aunque guarda la sentencia en un bolsillo.

hoy, tiempo de esperanza.
Sevilla, 11 de junio de 2014

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