Tendría
hoy el cielo un color diferente
si
no estuvieran tus ojos tan cerrados de ayer, de tiempo consumido.
Ni
podrías volar tampoco
sobre
tus recuerdos, porque ya ni siquiera tienes memoria.
Es
ahora, cuando vuelvo a tus orígenes,
cuando
resuelves tu pereza con un gesto descuidado.
Y
castigas mi impaciencia con desdén calculado.
Sufro
tu cólera paciente,
porque
sé que este estallido sólo dura un instante
antes
de perderse en el abrazo que me regalas.
Tiempos
conocidos
Sevilla,
16 de agosto de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario