lunes, 15 de septiembre de 2014

Serán tus manos

Y después serán tus manos

¡Qué alegría tal vez!; sí, tal vez,
porque si en ese preciso instante tu voz llega,
precisa y clara, hasta este rincón donde malvivo,
significará que aún no he muerto del todo.
Me veré, de pronto, sobre mis pequeñas miserias cotidianas;
de ellas desprendido por un instante, lo que dure tu llamada.
Será tu voz

Y después serán tus manos
lo primero que sientan mis huesos,
cuando el tiempo haya sembrado de certeza
estas dudas mías -que tanto me desazonan. Así lo dije,
y así ocurrió, casi imperceptiblemente; extendida
como estaba la noche sobre tus párpados cerrados,
besé con pudor tu sueño, casi con temor
a que mis labios te trasmitieran la terrible pesadilla
de mi insomnio -tan largamente madurado.

Y después serán tus ojos
lo primero que vean mis huesos,
calvos ya, y limpios de esta carne que ahora te siente y te acaricia.
Serán mis huesos
porque también con ellos seguiré mirándote
y anhelando tu caricia.

Y después será tu recuerdo
lo primero que mis cenizas encuentren para echar raíces.
Porque allí, en estas cenizas mías
seguirá vivo el recuerdo tuyo,
y crecerá altísimo -como sólo la luz sabe hacerlo.


Sevilla, 5 de enero de 2005
pepegarciaresille@gmail.com


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