No podía imaginar hasta dónde llegaba
mi ignorancia,
hasta aquel encuentro con tus manos;
hablaban en silencio, mientras trazaban
signos
extraños sobre mi espalda. Roces
furtivos,
toques ligeros como picaduras leves,
y este ser que no sabe vivir
en otro ambiente que no sea tu abrazo
se levantó de pronto y exigía al
mundo
un pacto contigo, con tu boca, con tus
dedos,
con tu aliento.
No puedo yo renunciar a tu beso en mi
oreja,
a tus labios cerrando los míos,
a ese beso tuyo que yo te devolvía en
la entrepierna
No podría olvidar tu risa por la
mañana,
cuando buscábamos la ropa a
trompicones.
No podía imaginar hasta dónde llegaba
tu fuerza,
y lo supe tiempo después.
Pero entonces tú habitabas un mundo
tan lejos del mio como el big bang.
No te recordaba ya, vida mía,
hasta que hoy una llamada tuya ha
puesto
el mundo patas arriba, y yo he salido
corriendo
al parque y he tratado de olvidar tu
voz,
tu nombre, la vida que me diste (no
tengo otra)
Y no consigo alejarte de mi vida,
y aún así no quiero vivir contigo, no
puedo:
mi corazón me dice que me aleje de ti,
él no te perdona tanto olvido,
no entiende tanta distancia; ahora,
él gobierna mi vida y si dice que te
olvide...
tiempos de vivir
Sevilla, 27 de junio de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario