Si no estuvieran tus ojos tan
pendientes
de este dolor que me doblega,
esta noche pasaría por ser perfecta.
Estarías conmigo, a mi lado, con tu
piel
protegiendo mis sueños...
Si no estuvieran tus ojos tan
pendientes
de los míos, posiblemente, acudiría a
la magia
y sus milagros para retener tu cuerpo
junto al mio.
No es pedir mucho para quien tanto
ha soñado con este encuentro,
que los dos temíamos y deseábamos.
Pero ya no tiene remedio: mis manos
te alcanzan, y mi deseo te espera
impaciente.
Ya no necesito más que tus labios,
tu abrazo y voz diciéndome al oído
las palabras que tú administras
con sabiduría y paciencia infinita.
Ahora, tendidos los dos sobre la noche,
dime al oído el rumor que todos saben
y que yo quiero oir de tu boca.
Dime que me quieres a mí solamente.
Es un despropósito
pero es un deseo categórico.
Y si no es así, entonces no diga nada,
sigamos amándonos como si de verdad
nos fuera la vida en ello.
Más maera...pepe, enamorao
Sevilla, 31 de mayo de 2014
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