sábado, 27 de septiembre de 2014

Hijos de vientos cálidos

Vuelan, como hijos de vientos cálidos,
los momentos que me sustentan y me unen a ti.
Me rodean como el aire de esta mañana de marzo,
llenan mis pulmones, y susurran en mis oídos
palabras maravillosas que sólo tú conoces.

Vivo entre el calor de tu recuerdo
y el frío contacto de tu ausencia; detienes tú
el latido cotidiano de mi trabajo, de mi rutina,
y me envuelves en este desconcierto que me ahoga.

Espérame junto al día aquel que puso el azul más limpio
en el fondo de tus ojos, aquel día
tú pusiste tu voz más hermosa en este corazón que hoy, cansado ya de tanto latir,
no apuesta siquiera por tu regreso.

Sin embargo, sé que volveré a verte, alta, feliz,
jugando con la vida de amantes desesperados como yo,
pobres infelices que creímos un día que alcanzaríamos uno sólo de tus besos.

Pero tú volabas ya por sueños muy altos,
y nosotros, pobres mortales,
amantes enajenados, sólo podíamos pararnos a contemplarte: altísima,
distante ya como la ilusión misma del abrazo,
imposible como nuestro vano intento de retenerte.

Has vuelto, por fin, al lugar mismo donde quedamos
nosotros, tus amantes mas fieles, tú, la más fugaz,
la más hermosa mentira que creímos. Y, sin embargo, eres cierta, eres carne y tiempo,
y quizá por eso mismo te quiero más ahora.

pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla

1 comentario:

  1. Ese momento esquivo a nuestros reclamos cuando más lo necesitamos...
    que placer leerte Pepe.
    Reme.

    ResponderEliminar