No
es la ilusión ni la esperanza lo que nos une,
es
más bien mi soledad y la tuya lo que nos separa.
Desde
el último beso hasta este rencor de hoy
sólo
hay una mirada de distancia. Una mirada torcida,
una
palabra con aristas, un gesto inoportuno...
Poca
cosa, en fin, para alejar tus labios
tanto
de los míos que ya no los busco, ni vienen
a
suavizar mis heridas...Labios como reproches
sueltan
en el aire palabras que no piensas
--estoy
seguro--, pero me han dejado malherido.
Por
esos labios yo hubiera perdido los míos,
y
ahora se alzan como fronteras infranqueables,
a
un lado la vida, tú; y de esta parte, mi ruina.
No
sabría yo convencerte, no hallo la palabra justa,
para
que tu boca vuelva a ser
la
puerta por donde vuelvo a la vida.
Sevilla,
29 de diciembre de 2012
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