Me lleva tiempo contar las horas y los días
Perdidos; el tiempo extenso, las horas inmóviles,
Son como el papel amarillo donde descansas.
Privado de emociones, mi tiempo es eterno, incansable;
Contigo, la urgencia del beso o del abrazo, apenas
dejaba tiempo que perder. Desde el zaguán
-clandestino
hasta el aviso puntual de tu madre sólo había
-un instante
capaz de albergar promesas para mañana
-y citas imposibles,
un convenio firmado por besos y abrazos.
Lo recuero ahora, cuando la memoria descongela
Ese tiempo, como momentos recuperados
-de una tarde vacía,
y nunca podrán ser devueltos
al archivo interminable de estos años.
No mido mi vida por años; tampoco por éxitos
-o fracasos:
la harían mayor de lo que es.
Pienso en ti, en momentos diminutos,
En caricias fugaces, en el amor cotidiano, y encuentro
-con la sorpresa del que acaba de nacer-
que el mundo está completo, acabado, perfecto,
hermosamente viejo.
pepegarciaresille@gmail.com
poemas rescatados
Sevilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario