lunes, 15 de septiembre de 2014

Sólo pienso en mi

Sólo pienso en mí

Es cierto: sólo pienso en mí,
es puro narcisismo, un buscar el espejo
cada mañana con el pretexto de afeitarme...
Y me encuentro ante mis años
con los ojos radiantes y la mirada un tanto cansada, así es.
Me busco, lo reconozco, me encuentro reflejado
en esa mirada tuya, en el gesto torcido de cualquiera,
en las aspiraciones que habían puesto en mí...
Muchos me confiaron sus esperanzas,
sus deseos inconfesables y sus temores a veces infantiles.
Ahí me encuentro, nuevo, diferente cada día;
distinto ante cada rostro que me interroga
y me pregunta ¿y tú qué haces por los demás?
Pero yo sólo pienso en mí,
en mi cabeza sólo yo me recreo
y gobierno sin problemas, sin ayuda de nadie.
Es un mundo aparte, sólo yo vivo en él
y es a partir de ahí cuando me acerco al mundo,
al vuestro, al que descubro cada día.
Es otro mundo, aunque contenga las mismas miserias que el mío,
pero es otro mundo: es el vuestro.
Y yo me acerco a él con los pies de puntillas
para no hacer ruido. Yo no pienso en vosotros,
no quiero pensar en vosotros, con quienes tengo una deuda tan grande.
Amigos de la infancia, de patio de colegio;
muchachas de mi juventud, de cita atropelladas y delictivas;
compañeros de estudios y de trabajo...
Y luego, vosotros: -hombres y mujeres que me habéis amado
y a quienes tanto he amado, guías fieles de mi edad adulta,
yo no pienso en vosotros. Sería muy simple y gratuito.
A vosotros os llevo en el corazón,
y ahí no es pensar: es sentir.


Más maera
Sevilla, domingo de Resurrección, 2014.

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