lunes, 22 de septiembre de 2014

Las cartas de una amiga

El aire suena en la ventana,  la tarde duerme en el patio,
mientras leo tus cartas. Juan hace unos días
me las entregó por expreso deseo tuyo,
según tu testamento no escrito.
Una cinta azul las envuelve en un pequeño fardo,
que contemplo con veneración.
Ahora, cobijado en mi rincón,
con las primeras luces del otoño, abro sobres amarillos
que llevan escritas mis señas...
Son tus cartas, Lucía, y nunca las enviaste.
Mi curiosidad duda, me tiemblan los dedos
al abrir estos mensajes tuyos, para mi desconocidos,
y que recorren tu vida desde el Instituto
hasta poco antes de tu despedida.
Tu letra menuda y pausada me descubre
un amor que vivía sólo en tu corazón,
que no conoció la luz ni fue palabra en tu boca.
Me confiesas un amor a medias pues sólo tú
mantenías su calor vivo en tu corazón, pero no en el mio.
Sobrecogido, guardo tus cartas,
y ato con el mismo lazo este corazón mio
que querría salir a tu encuentro
y decirte que era mutuo, que yo también callaba
durante años junto a la mujer que ocupa
el lugar que fue tuyo desde la primera carta.


pepegarciaresille@gmail.com
Poemas nuevos
Sevilla, a comienzo del otoño, 2014.

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