A
ti, que pides en la calle
A
ti, que pides en la calle,
que
acallas el hambre con el sueño
y
los sueños con más sueños;
a
tí, mi poema ni te quita el hambre
ni
te quita el sueño.
De
todas formas, es para tí;
quizá
no llegues a leerlo,
quizá
ni sabes leer -otro dolor más-,
pero
yo quiero escribirte este poema.
Sentado
como estoy en mi cómo rincón,
te
escribo sabiendo que yo también soy culpable;
soy
culpable de que no sepas leer,
de
que pases hambre,
de
que tus hijos no vayan a la escuela...
Lo
sé, soy culpable, y te lo digo con dolor,
y
sigo sentado en este lado de la vida
donde
todos sabemos leer, soñar y quejarnos
porque
no tenemos tanto como qusiéramos...
Eran
otros tiempos
Sevilla
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