lunes, 15 de septiembre de 2014

El tiempo tiene tu cara


El tiempo tiene tu cara, pero no tus ojos;
se parece a tí cuando duermes.
Se detiene, se remansa en las horas tiernas de la tarde.
El tiempo es tuyo, te pertenece,
y tú lo administras a tu antojo: hoy,
me das unas horas de vida;
mañana, me dejarás sólo unos minutos;
ayer, ni viví siquiera; y más adelante, quién sabe...
Vivo de miserias, de limosnas tuyas, de minutos contados
que me regalas cuando te apetece. Yo veo el tiempo en tu cara,
lo encuentro en tus manos, ¡te sobra el tiempo!
Pero me dedicas poco...
No está en tus ojos, que sólo miran la eternidad misma,
que no me miran ni me ven.
No, en tus ojos no está el tiempo;
lo llevas guardado en tu boca,
el tiempo fluye de tus labios
por eso, en los pocos besos que nos damos, bebo tiempo ,
pero te muestras cauta conmigo;
no me das vida, no me regalas tu tiempo.


Aun me da tiempo
Sevilla, 5 de septiembre de 2014



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