lunes, 15 de septiembre de 2014

He perdido la cuenta

He perdido la cuenta, he perdido el tiempo,
y cuando quiero hacer recuento
sólo encuentro tus ojos, tu mirada limpia.
Parece que no es mucho, pero nada en el mundo
vale la pena si tú no me acompañas con esa mirada.
He perdido la cuenta, aunque sólo había horas de dolor,
de dolor interminable. Un día tras otro, una noche
tras otra sin más fin que aguantar esta embestida
de mi propia carne, este ataque formidable del dolor
alojado en cada hueso, en cada instante...Y por encima de todo,
tú y tu mirada constante vigilando que no cayera
en esta negación que hoy me representa.
Es hoy, el último encuentro en los hospitales,
en las salas limpias y silenciosas,
exquisitamente pulcras y pobladas de seres como yo
en busca de ese remedio que a veces
sólo regalan los dioses a sus elegidos.
Pero no es el caso, y me dirijo a mi último encuentro
con el miedo latiendo en la sangre.
Es hoy, esta tarde, después de dos años.
Una eficiente enfermera me dará la bienvenida
y sonriente me invita a la última sesión,
a un lote extenso de brebajes
que se mezclarán con mi sangre
como un veneno que me cura...
Es hoy, el último encuentro en los hospitales
en las salas limpias y silenciosas. Y allí
estarás tú, como siempre, con tu mirada limpia
diciendo: “no es momento de rendirse”.
Y yo te creo, y por eso acudo a este último encuentro.


En el tiempo de la esperanza.
Sevilla, 19 de mayo de 2014

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