Aquí, dentro del hueso, donde crece la
sangre,
aquí mismo, mira cómo mi vida crece
palpitante,
roja como los deseos que tardan en
cumplirse.
Mira, aquí en este esqueleto que me
sostiene,
aquí se libra la batalla entre este
momento en que escribo
y el amanecer que quizá no vea...
Aquí, dentro del hueso, la sombra
perenne
me persigue; la angustia vive en la
médula
y de ella se alimenta. Es en esta
última frontera,
último reducto que creía
inexpugnable,
donde la muerte se tiñe de rojo
y se multiplica y se expande como la
luz de la tarde.
Siento su hambre, su rumiar constante,
hasta que logre demoler mi
arquitectura,
“médulas que han gloriosamente han
ardido,
…..................................................................
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.”
pepegarciaresille@gmail.com
Más maera: pepe, enamorado
Sevilla, 28 de abril de 2014
NOTA: Los versos entre comillas son del soneto Amor constante más allá de la muerte,
de Francisco de Quevedo. Mi admiración por su obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario