Dulce mirada
A Mayte Dalianegra
Clavas tus ojos, limpios como la
mañana,
en esta carne que me abandona
y un estallido de gozo me recorre la
espalda.
Dulce mirada que no ve mi herida
sino este amor que guardo desde el
principio del mundo
para dártelo en un instante como éste.
Atenta mirada que apenas roza este
dolor
que logro olvidar cuando estoy a tu
lado.
Es como el tacto tu mirada, suave,
se detiene por momentos
y luego continúa su juego
sobre este cuerpo mío que ya no me
obedece.
No me interrogan tus ojos
ni pretenden conocer secretos que ya no
tengo.
Has puesto sobre mi tu mirada
y el mundo ha detenido su marcha,
nada queda que no te haya ofrecido
antes.
Nada salvo este momento que no te
entrego
para no alterar la paz que me traen tus
ojos.
Nada salvo este abrazo que no quiero
darte
porque sufrirías al contacto de mi
piel ya seca.
Dulce mirada que no ve mi herida;
dulce, es como el tacto de tus manos
que hoy han venido a recorrer caminos
antiguos
sobre este cuerpo que se derrumba...
Hay un murmullo entre mis huesos
anunciando mi entrega a un juego
que hoy me propones con tus dedos y tus
labios...
Me olvidaré de mi mismo
y me iré contigo a donde tú quieras.
Y una vez allí, si no eterno, mi amor
durará mientras mi boca pueda
pronunciar tu nombre
y mis ojos puedan encontrarse con los
tuyos.
Tiempos de esperanza
Sevilla, 11 de agosto de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario